Encontré esta reflexión en la red sin saber muy bien cómo y quiero compartirla porque habla de grandes verdades para detenerse a pensar.
Cumples un año más y te preguntas dónde estarás en un tiempo, pero luego te asustas al darte cuenta que apenas sabes dónde estás ahora o si el camino que has elegido es el correcto. Tu círculo de amigos es más pequeño, se hace más difícil coordinar horarios para quedar por trabajo, estudios, pareja... y cada vez disfrutas más de esa cervecita o ese café que sirve como excusa para charlar un rato. Compruebas que algunos amigos se han convertido en alguien importante para ti, que otros no son tan especiales después de todo y que echas de menos a otros con los que has perdido el contacto.
Ries con más ganas y lloras con menos lágrimas, pero con más dolor. Te rompen el corazón y te preguntas cómo esa persona que amaste te pudo hacer tanto daño. Piensas por qué no puedes encontrar a alguien lo sufientemente interesante como para querer conocerlo mejor, mientras otros ya llevan años de novios e, incluso, algunos empiezan a casarse. Quizá amas realmente a alguien, pero simplemente no estás segura de sentirte preparada para comprometerte el resto de tu vida. Sientes las mismas emociones, te haces una y otra vez las mismas preguntas, y hablas con tus amigos sobre los mismos temas porque no terminas de tomar una decisión.
Las multitudes ya no son tan divertidas y hasta a veces te incomodan. Salir tres veces por fin de semana resulta agotador y significa mucho dinero para tu mínimo sueldo o tus pequeños ahorros. Miras tu trabajo y quizá no estás ni un poco cerca de lo que pensabas que estarías haciendo. O estás buscando uno nuevo y te asusta tener que comenzar desde abajo.
Tratas día a día de entenderte a ti misma, sobre lo que quieres y lo que no, haces que tus opiniones se vuelvan más fuertes, comparas lo que los demás están haciendo y sólo puedes juzgarte un poco más de lo habitual. Descubres cosas sobre ti misma que no sabías y que quizá son positivas para seguir adelante, o que no te gustan y quizá deberías cambiar. Hay momentos en que te sientes genial e invencible y otras... insegura y confundida. A veces tratas de aferrarte al pasado, pero te das cuenta de que éste se aleja cada vez más y que no hay otra opción que continuar avanzando. Te preocupas por el futuro... por hacer tu vida y hacerla para ti. Y, mientras que ganar la carrera sería grandioso, ahora tan sólo quisieras estar compitiendo en ella.
Llegar a los 25 parece ser un lugar inestable, un camino en tránsito, un caos... , tanto que algunos le llaman la crisis del cuarto de siglo. A pesar de todo, estoy convencida de que es la mejor época de nuestra vida y no tenemos que desaprovecharla. Parece que fue ayer cuando teníamos 18 y si dejamos pasar este momento, ¡mañana tendremos 30!
La vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento.
Carta a los Reyes 2014
Hace 10 años